“¡Mujer se está acabando el mundo! Dizque mataron a Trujillo!”, le dijo espantado y en en tono bajo mi abuelo a mi abuela en una encumbrada loma de San Cristóbal.
Ya la noticia se conocía, pero el temor que aún infundía el solo hecho de mencionar su nombre se mantenía en el país que por 31 años fue gobernado con mano de hierro por el sátrapa.
La noche del martes 30 de mayo, en el kilómetro nueve de la autopista que conduce a San Cristóbal, a eso de las 9:30 de la noche, el "tableteo" de fusiles y el estruendo de los disparos irrumpieron en el silencio de una noche en el que finalizaron más de tres década de sufrimiento y opresión de los dominicanos con el tiranicidio de Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Los valientes. Hoy se cumplen 61 años de aquella noche en que Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barreras, Antonio de la Maza, Huáscar Tejeda, el teniente Amado García Guerrero, Roberto Pastoriza y Pedro Livio Cedeño, liberaron al pueblo dominicano del yugo de un hombre que lo oprimió sin piedad.
La acción de estos valiosos hombres fue la coronación de varias conspiraciones en las cuales participaban varias familias de las más connotadas de la sociedad de la época, que estaban hastiadas por los excesos del dictador.
Entre las acciones que hicieron que Trujillo se granjeara el repudio de sectores importantes de la población están la gran cantidad de personas que murieron a manos de sus esbirros, las horribles torturas a las que fueron sometidos sus opositores, incluyendo mujeres, la matanza de haitianos del 1937, el intento de asesinar al presidente venezolano Rómulo Betancourt, las violaciones a las libertades ciudadana, y el hecho que derramó el vaso de la ira popular, el asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, el 25 de noviembre de 1960. Otros crímenes no fueron tan sonados y hasta el momento han quedado en el olvido.
Los fines de los intentos fallidos, en Junio del 49 y del 59, de invasiones para derrocar al tirano y las diferentes conjuras; ya a las 10:00 de la noche de hace hoy 61 años habían cumplido, por lo menos en un objetivo, la desaparición física del hombre que sumió en el horror a toda una nación y que extendió su tentáculos más allá de los 48,442 kilómetros cuadrados que tiene la nación.
La noche del hecho. El plan se concretó en la avenida George Washington, en el tramo llamado hoy 30 de mayo, cuando el “generalísimo, benefactor y padre de la patria nueva (como se hacía llamar), se dirigía a su casa en San Cristóbal solo acompañado de su chofer Zacarías de la Cruz.
Cuatro de aquellos mencionados valientes, fueron los primeros en alcanzar el vehículo en que viajaba Trujillo y lo tirotearon, logrando herirlo y hacer que el tirano saliera a defenderse, aún a sabiendas que estaba en desventaja. Pero ese momento de valor solo sirvió para hacer más fácil el objetivo de la misión: acabar la vida del déspota.
Tras conocerse del hecho consumado, los esbirros agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) se lanzaron como sabuesos al lugar en busca de pistas que los llevaran a los autores del heroico hecho.
Tuvieron éxito debido que por lo apresurado de la acción se dejaron claras evidencias de las presencia de aquellos siete hombres en el lugar. Entre estas estaban armas a nombre de los participantes, el carro de uno de ellos y el cuerpo herido de Zacarias de la Cruz. También el hecho de las heridas recibidas por Pedro Livio Cedeño, contribuyó a que pudieran ser identificados.
Con el tiranicidio de Trujillo acabó el líder de una de las dictaduras más sangrientas, férreas y funestas del Siglo XX en América Latina.
Tras la muerte del tirano su familia encabezada por Ranfis, su hijo, permaneció en el poder hasta que las presiones la hicieron salir y dejar al mando a Joaquín Balaguer, eso amerita otra historia.
NOTA: Este vídeo es cortesía del señor René Fortunato. Este y otros videos similares están disponibles. Para contactos por favor comunicarse al teléfono 809-482-8833 o visitar la página. www.videocinepalau.com
Escrito por: DESCORIDES DE LA ROSA (d.rosa@hoy.com.do)
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