Tuesday, May 15, 2012

Lupita Guzmán, uno de tantos casos de ineficiencia del Programa Solidaridad


Lupita Guzmán, uno de tantos casos de ineficiencia del Programa SolidaridadEL TABLÓN, Bayaguana.- “Si me la dan yo la agradezco, porque mi esposo tiene dos años y seis meses de muerto, y me he cansao de bregar. ¡Y qué va!, no me la dan, no sé qué pasa. Yo agradecería que me la dieran, si es posible, porque ahora es cuando yo más la necesito”.
Estas expresiones, entre la angustia, el tímido reclamo y la leve esperanza, son de Lupita Guzmán Sánchez, una pobre mujer dominicana narra su drama y quiere llamar la atención, pero como si no quisiera molestar a nadie.

A ella se le murió su esposo, Francisco Robles Germán, hace casi tres años, y por más que ha insistido y pataleado, el plástico del programa Solidaridad no termina de salir a su nombre. Apenas tiene el Seguro Nacional de Salud (Senasa), el subsidiado, que es una gran ayuda en materia de servicios de salud, pero no le sirve para su diario subsistir.
Ahora mismo yo tengo que gastar un dineraje para esas pastillas, son 3 mil pesos todos los meses… Ahora yo estoy sola, nada más estoy atento a un hijo, y ese hijo también tiene sus problemas. Yo ahora si me la dan, yo lo agradezco…”.
Lupita vive en El Tablón, en el Distrito Municipal de Trinidad de Bayaguana, a donde para llegar hay que transitar una hora de camino en muy mal estado. Allí pasa sus días y sus noches, sin esperanzas, tratando de calmar el dolor en los huesos que le produce la osteoporosis. Y si fuerte es el dolor, peor es el hambre. No sabe qué es peor, si su sufrimiento personal o ver sufrir a un hijo y a sus tres nietas.
La provincia Monte Plata completa fue registrada como una de las demarcaciones más pobres cuando se levantó el "Mapa de la Pobreza" para fines de planeación de la política de asistencia social del Gobierno Dominicano.
Para entender el problema
La politóloga e investigadora Olaya Dotel define este caso como la falta de integralidad del Programa Solidaridad, “porque está beneficiando a una persona y no tiene control de las necesidades de la familia, no tiene la capacidad para reaccionar a tiempo”, ante eventualidades como la muerte del beneficiario directo.
Para la especialista es un problema de eficiencia, en especial del enlace del programa en la zona, que en este caso es Roberto Andrés Carrasco, quien debiera tener el control de las necesidades de los hogares que están bajo su responsabilidad.
En el caso de Lupita, desde que su esposo cayó en cama, Carrasco debió empezar a gestionar que a ella le saliera el plástico, aunque el subsidio (700 de Comer es Primero y 500 por el Provee) no le saliera hasta que este falleciera.
El objetivo del programa es impactar en la disminución de la pobreza en la familia”, dice Dotel, por lo que no se explica cómo cuando muere el tarjetahabiente la familia pierde el subsidio, como si con la muerte del beneficiario directo se acabara la pobreza.
pbaez@acento.com.do

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