La salida de Rick Santorum eliminó el último obstáculo para definir la candidatura republicana. Y los dos rivales no perdieron tiempo en presentar ante los votantes la opción entre uno y otro con términos ásperos
La elección presidencial ya ha comenzado y anticipa una lucha sin cuartel. El martes fue, en la práctica, el primer día del enfrentamiento entre los dos candidatos casi seguros
Mientras Obama se ve asociado a una economía todavía deteriorada y una ley sobre seguro de salud profundamente divisiva, y Romney enfrenta una ola de avisos televisivos críticos, es improbable que la elección presidencial de noviembre se dispute en temas como "esperanza", "cambio" y otros similares a los de hace cuatro años. En ese entonces gran parte de la ira de la nación estaba dirigida contra el presidente saliente George W. Bush.
El panorama es ahora muy diferente. Los estadounidenses hacen frente a casi siete meses de asperezas entre los dos representantes de sus partidos. Romney, el ex gobernador de Massachusetts en su segundo intento presidencial, atacó a Obama el martes en sus dos actos públicos después del sorpresivo anuncio de Santorum.
Durante su campaña en Pensilvania, donde la elección primaria del 24 de abril ha dejado de tener la importancia que tenía cuando Santorum todavía estaba en carrera, Romney caracterizó a Obama como un líder débil que se disculpa por la grandeza de los Estados Unidos y prefiere un socialismo de estilo europeo en vez de un libre mercado vigoroso. Los aliados de Obama califican esa afirmación de tontería.
"El camino correcto para los Estados Unidos es no dividirlo", afirmó Romney durante una cena de los republicanos en Mendenhall, cerca de Filadelfia. "Eso es lo que está haciendo", dijo de Obama. "Su campaña busca estadounidenses para culpar y atacar, y de hallar a alguien para aumentarle los impuestos". Agregó que prefiere "una sociedad centrada en el gobierno".
El presidente, que hacía campaña en la Florida, afirmó que la alternativa en los comicios será tan decisiva como la de 1964 entre Lyndon Johnson y Barry Goldwater, que produjo una de las mayores barridas demócratas. Esa elección incluyó momentos dramáticos y controversiales, como cuando Goldwater abogó por el "extremismo en defensa de la libertad" y un aviso televisivo devastador sugirió que un Goldwater presidente llevaría la nación a una guerra nuclear.
Fuente: AP
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