El crimen organizado que amenaza diversas regiones del país también atenta contra las celebraciones. El principal temor son los secuestros. Viajar para brindar con los afectos es demasiado peligroso
Los solitarios y afligidos inmigrantes buscan consuelo en templos locales para participar en ceremonias u oficios religiosos que son tradicionales en México. "Estoy muy triste, muy triste", se lamentó Silvia Rodríguez en declaraciones al periódico Corpus Christi Caller-Times "porque deseo muchísimo ir a México".
Los cárteles del narcotráfico, que pelean por el control de territorios y de ganancias, han provocado zozobra en varias regiones de México. Millones de ciudadanos estadounidenses visitan ese país cada año y el Departamento de Estado ha advertido que no viajen a algunas partes de México, sobre todo en zonas fronterizas donde los robos de vehículos y asaltos en carreteras son ahora frecuentes.
Apenas el viernes, las autoridades informaron que tres residentes de la ciudad de Cleburne, Texas, fueron muertos durante uno de los ataques a tiros contra autobuses en el estado de Veracruz en el oriente de México.
Sin embargo, Rodríguez -que salió de México a los 22 años- sueña con visitar a su familia que se encuentra a 483 kilómetros (300 millas) de distancia para compartir con sus ocho hermanas menores la tradicional cena de Navidad con pavo, la cual es precedida por el rompimiento de piñatas, coloridos recipientes de barro o cartón con diversas formas que son llenados con dulces y fruta. Antes tenía la costumbre de viajar a la casa familiar varias veces al año. Ahora, incluso su madre -ya anciana- le pidió que no viajara en esta Navidad. "Ella dijo: 'Estoy bien. No te preocupes. No vengas. Es muy peligroso", evocó Rodríguez.
El reverendo Owen Ross es pastor de una iglesia de Dallas formada por 120 inmigrantes hispanohablantes y sus hijos. Muchos llevan años sin ver a sus familias. "Hay un sentimiento de añoranza, de nostalgia entre quienes tienen que pasar tantos años sin ver a sus abuelas o a otros cuando estaban acostumbrados a verlos una o dos veces por año, o incluso más", señaló Ross.
Con la intención de llenar ese vacío, algunos templos ofrecen servicios religiosos especiales que son normales en México. Un templo de Corpus Christi ofició el jueves una misa en español a unos 40 feligreses. El templo, que es católico, también ofrece misas fúnebres y realizó posadas, un tradicional convivio navideño en México que recrea el recorrido de José y María en busca de un lugar donde naciera Jesús.
Al salir de un templo el jueves luego de un oficio religioso, los feligreses entonaron villancicos navideños en español y recordaron las navidades de su infancia en México.
María Alicia Valdez, de Corpus Christi, dijo que ahora que la violencia actual impide que las personas visiten a sus familias en México, es fundamental recrear esas tradiciones en Estados Unidos. "(La violencia) está impidiendo que los niños sepan más de sus raíces y de donde vienen", señaló.
Pero Ross considera que muchas personas más correrían el riesgo de la violencia si no fueran inmigrantes sin permiso para estar en Estados Unidos. Muchos temen que si salen, podrían estar imposibilitados de regresar.
Antonio Rodríguez Ramiro tiene la ciudadanía estadounidense, pero uno de sus hijos no. Ramiro se quedó para trabajar en Navidad, mientras su esposa e hijos están en el estado occidental de Jalisco visitando a otro hijo, de 20 años. "Estoy muy solo", dijo. "Me siento triste. Llego a casa, y la casa está vacía, y no se siente cómoda porque no hay nadie".
Fuente: AP
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