Veinte militares salvadoreños han sido procesados en España por el asesinato
de seis jesuitas y dos mujeres, el 16 de noviembre de 1989 en El Salvador, bajo
las acusaciones de asesinatos terroristas y lesa humanidad o contra el derecho
de gentes.
El juez de la Audiencia Nacional española Eloy Velasco, encargado del caso,
ha decretado además la busca y captura internacional de los 20 procesados y su
prisión provisional comunicada y sin fianza.
Velasco ha impuesto también una fianza individual de 3,200,000 de euros (unos
4,560,00 de dólares) “para asegurar la responsabilidades pecuniarias” que les
pudieran ser impuestas.
Los hechos que han dado origen al procesamiento ocurrieron el 16 de noviembre
de 1989, cuando fuerzas del Ejército salvadoreño asesinaron al rector de la
Universidad Centroamericana (UCA), el español Ignacio Ellacuría, los sacerdotes
de la misma nacionalidad Amando López, Juan Ramón Moreno, Segundo Montes e
Ignacio Martín Baró, así como al salvadoreño Joaquín López y López.
Junto a los jesuitas fueron asesinadas la cocinera Elba Julia Ramos y su hija
Celina, de 16 años.
Entre los procesados figuran los generales Rafael Humberto Larios y Juan
Rafael Bustillo, los coroneles René Emilio Ponce, Juan Orlando Zepeda, Inocente
Orlando Montano, Francisco Elena Fuentes, Guillermo Alfredo Benavides, Joaquín
Arnoldo Cerna, Carlos Mauricio Guzmán y Oscar Alberto León Linares.
También ha sido acusado el comandante Carlos Camilo Hernández Barahona.
Asimismo el juez ha procesado a los tenientes José Ricardo Espinoza Guerra,
Gonzalo Guevara Cerritos, Héctor Ulises Cuenca y René Yusshy Mendoza, los
sargentos Antonio Ramiro Ávalos Vargas y Tomás Zárpate Castillo, los cabos Ángel
Pérez Vasquez y Oscar Mariano Amaya y el soldado José Alberto Sierra
Ascensio.
El magistrado español enmarca los hechos en la “polarización” que existía en
esa época en El Salvador entre la extrema derecha y la guerrilla salvadoreña, el
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Recuerda, además, que los jesuitas “habían asumido el liderazgo de presionar
para que las negociaciones se llevasen a cabo”.
UN GRUPO DE OFICIALES ÉLITEEl juez de la Audiencia Nacional
española Eloy Velasco explica en el auto de procesamiento que un grupo de
oficiales de elite, denominado “la Tandona”, adoptó la decisión de asesinar a
los jesuitas. El encargado de ejecutarla fue Benavides, quien dio la “orden
directa” al batallón Atlacatl, a cuyos miembros se solicitó que “simularan una
confrontación militar entre ellos y los sacerdotes” una vez que estuviesen
muertos para dar la impresión de que habían sido asesinados por el FMLN.
El juez describe que cuando los militares llegaron a la UCA, los jesuitas
salieron “alertados por el ruido” y se tiraron al suelo por orden de Ávalos, que
en su “confesión” recordó que “no parecían peligrosos”, eran bastante mayores e
iban “desarmados”, por lo que “tuvo que recordarse a sí mismo que eran
‘delincuentes terroristas’ y que sus ‘cerebros era lo que importaba’”. Al mismo
tiempo que Ávalos y otro militar ya fallecido dispararon a la cabeza a los
sacerdotes, el sargento Zarpate disparó a la cocinera y su hija, “que se
agarraban la una a la otra”, pero cuando Ávalos descubrió que “aún seguían vivas
en el suelo abrazadas”, ordenó a Sierra Ascensio que se asegurase de su muerte.
0 Comentarios:
Post a Comment